03-11-2022
Se puede morir más de una vez.
El autor
Tosco, un tanto bruto, ese hombre de manos grandes y panza prominente había sido obrero electromecánico toda su vida.
Ese patriarca que alguna vez, parado en la puerta de su casa, había esperado a su hija de 24 años –que iba a casarse al día siguiente– para preguntarle con tono crítico si las once y media de la noche eran “horas de llegar”, yacía en su cama después de haber tenido un episodio de hipertensión que lo había dejado hemipléjico.
07-10-2022
No quiero morir sin cicatrices.
Tyler Durden, en El club de la pelea
Hace tiempo usé como epígrafe de una nota una frase que dice “Por los que supieron dejar una huella en mi vida y no una cicatriz.”. Una forma de distinguir entre quienes tuvieron peso en mi vida y dejaron un recuerdo al que volver con agrado y quienes también pesaron en mi historia, pero a partir de hacer daño.
22-09-2022
En claro desafío a la Biología, hay objetos que encierran vida.
El autor
Es tan sólo una jarra de plástico. Un objeto. Una cosa más del sinnúmero de cosas que uno tiene en su casa.
–Pa, no tenés alguna cosa que me sirva para regar las plantas? –me había preguntado Agus hace unos meses.
–Sí, tengo esta jarra que está al pedo, porque no la usamos para nada –le había contestado al tiempo que la bajaba del estante de la alacena.
30-06-2022
Vivamos de manera que cuando muramos, incluso el enterrador se arrepienta.
Mark Twain
Tengo que reconocer que siempre he tenido mal asociada la palabra “todavía”. Porque de alguna manera sentía que remite a cierta inminencia del fin que ese “todavía” sostiene.
“Todavía puedo hacer tal cosa” da cuenta de que lo esperable es que ya no pudieras hacerlo y por eso es remarcable que aún te sea posible.
Nadie dice a los 20 años “todavía puedo correr sin agitarme” o “todavía puedo agacharme sin que me duela la espalda”. Mucho menos “todavía tengo todo mi pelo”.
09-06-2022
Contra todo pronóstico, el miedo ha sido siempre mi mejor compañero.
El autor
Desde corta edad y sobre todo durante mis primeros años de juventud, durante esa época en la que – como alguna vez escribí– todos somos inmortales, me expuse a riesgos físicos de toda naturaleza.
Cualquiera que viera las cosas que hacía en aquellos tiempos de inmortalidad seguramente pensaría que estaba ante uno de los tipos más valientes del mundo…
Sin pasaje de regreso
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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.
El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.
Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.