05-04-2023
Doscientos kilos no es “de talla grande”. Doscientos kilos es obesidad mórbida.
-El autor
No imagino siquiera que alguien pusiera “me gusta” o comentara su admiración por la valentía de un tipo con cáncer de pulmón que posteara fotos fumando tres cigarrillos al mismo tiempo, con 14 paquetes sobre la mesa y la máscara de oxígeno de fondo.
O que aplaudiera el post de un sujeto con cirrosis rodeado de 20 botellas de alcohol y mandándose un trago de vodka del pico de otra, tirado en su sillón, absolutamente borracho.
24-09-2021
Que con tanta gracia las repito, mas que otro me las diga no permito.
Cyrano de Bergerac, acerca de las rimas sobre su gran nariz.
El mundo cambia y hoy tenemos un escenario muy diferente del que teníamos años atrás. Y uno de los hechos más llamativos es esto de compartir públicamente eventos de nuestra vida, habilidades, creaciones y opiniones que antes estaban circunscriptas al ámbito privado.
Digo… nadie salía a la calle a mostrarle al mundo fotos de sus vacaciones o qué tan sexy se veía en traje de baño. Mucho menos qué tan seductor podía verse en boxers de seda o cuán erótica podía resultar con portaligas y tacos.
Tampoco nadie andaba con una cámara fotográfica en la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Y sacar pilas de fotos costaba una fortuna en rollos y revelado.
Todas trabas que desaparecieron con la conjunción de la aparición de internet, las redes sociales y los celulares capaces de sacar fotos y filmar videos.
13-08-2021
Lo más aterrador es aceptarse a uno mismo por completo.
Carl Gustav Jung
Desde la lámpara amurada a la columna que divide la cocina del comedor, recostado plácidamente, el duende de felpa lo observaba a la distancia con cierto dejo de tristeza.
En el otro extremo del ambiente, el viejo reloj que había traído de la casa de su madre como parte de “la herencia” que ésta había dejado al fallecer, escupía un constante tic tac que resonaba a sus espaldas.
18-12-2020
Nadie tiene más posibilidades de caer en el engaño que aquél para quien la mentira se ajusta a sus deseos.
Jorge Bucay
La frase “vender buzones”, aunque no pueda creerse, tiene apoyatura en una estafa que se hacía hace muchísimo tiempo y que consistía en pararse al lado de un buzón del correo y hacer que algunos amigos pasaran, metieran un sobre y te pagaran por ello. Al momento en que algún inocente preguntara se le decía que te pagaban porque el buzón era tuyo y cobrabas el derecho a mandar cartas por ese medio.
Al mismo tiempo se argumentaba que te ibas a mudar y que lo tenías a la venta, mientras más amigos seguían pasando y pagándote a la vista del inocente.
Hasta que embocabas a alguno que veía “el negoción” y te lo compraba.
De no creer, pero así era…
27-08-2020
Es imposible encontrar felicidad en una foto.
El autor
En esta desesperación contemporánea por ser felices hemos elegido un método –a mi juicio, absolutamente espurio– para conseguirlo.
Hay una pasión enfermiza por el presente, con frases tan pelotudas como “el pasado ya fue y el futuro todavía no es, sólo cuenta el hoy”...
Sin pasaje de regreso
-/ ENVÍO GRATIS A TODO EL PAÍS /-
#amor #pareja #familia #hijos #convivencia #rutina #soledad #engaño #autoestima #egoísmo #mujeres #hombres #feminismo #cuidado #miserias #fidelidad #comunicación #belleza #conciencia #humor #sociedad #duelo #perdón y muchos más...
Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.
El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.
Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.