MONÓLOGOS DE UN HOMBRE CUALQUIERA

18-12-2020

Sólo endúlzame los oídos

Solo endulzame los oidos

Nadie tiene más posibilidades de caer en el engaño que aquél para quien la mentira se ajusta a sus deseos.

Jorge Bucay

La frase “vender buzones”, aunque no pueda creerse, tiene apoyatura en una estafa que se hacía hace muchísimo tiempo y que consistía en pararse al lado de un buzón del correo y hacer que algunos amigos pasaran, metieran un sobre y te pagaran por ello. Al momento en que algún inocente preguntara se le decía que te pagaban porque el buzón era tuyo y cobrabas el derecho a mandar cartas por ese medio.

Al mismo tiempo se argumentaba que te ibas a mudar y que lo tenías a la venta, mientras más amigos seguían pasando y pagándote a la vista del inocente.

Hasta que embocabas a alguno que veía “el negoción” y te lo compraba.

De no creer, pero así era…

El famoso juramento hipocrático que hacen los médicos incluye, desde hace más de un siglo, el igual de famoso “no hacer daño”, lo que significa que en ciertos casos, puede ser mejor no hacer nada en vez de intervenir y, potencialmente, causar más daño que bien.

Ahora bien.

De la mano de la aparición de las redes y el descubrimiento de la bajísima media mundial de autoestima proliferaron –flor de negocio– los “coach ontológicos”. En castellano simple “entrenadores del ser”.

No todos, pero en muchísimos casos, gente de dudosa o ninguna formación profesional que, desde un lugar de supuesto saber, te enseñan cómo vivir para ser feliz.

En general los consejos se apoyan en algo así como resaltar que sos una persona maravillosa, que te merecés la felicidad y –y aquí lo grave– que tenés el control total de tu vida.

Esto último con gran calado en particular en las mujeres de la mano del mentado “empoderamiento”.

Por qué funciona? Porque… a quién no va a gustarle pensar que tiene el absoluto control de su vida y que todo depende de sí mismo? Quién se va a resistir a sentir que vale, que se merece la felicidad y que es un ser maravilloso?

Hace poco tuve la oportunidad de leer un post de una de estas “coachs” que menciono al principio.

Si bien en general paso de largo de la infinita cantidad de cartelitos y post de “vamos que vos podés”, éste en particular llamó mi atención. Y por primera vez en mi vida sentí la necesidad de hacer lo mismo que hacen ellos y permitirme el lujo de aconsejar a los demás al respecto.

El post, que se titula “No lo tomes personal, es sólo tu vibración”, contiene una serie de preguntas con la excelsa respuesta de esta genio del vivir. Y lleva el empoderamiento a niveles nunca antes alcanzados. Porque todo, absolutamente todo, depende y es para vos.

Cuál es el problema?

Que no hay nada peor que hacerle creer a alguien que es responsable y/o culpable de cosas que no están en sus manos.

Porque eso es hacer daño.

Voy a transcribir algunas de esas preguntas, la respuesta de la “profesional” y mi no modesta opinión al respecto, amparado en mi calidad de Licenciado en Psicología pero sobre todo, de ser pensante.

¿Por qué me fue infiel?
Respuesta de la genio: La infidelidad no existe, te generaste esto para que te seas leal y te des cuenta que no te amas lo suficiente.

Mi respuesta: No, querida. Decirle a alguien que si su pareja le fue infiel es porque no se ama lo suficiente es tan dañino que si tuvieras una licencia deberían sacártela y comerte un juicio por mala praxis.

¿Por qué me miente?
Respuesta de la genio: Nadie te miente, tu actitud obliga a que te digan sólo lo que quieres escuchar, más no lo que es.

Mi respuesta: Esto es de un nivel de idiotez que dejo sólo la pregunta y tu respuesta porque con eso alcanza y sobra para darse cuenta del disparate que argumentás.

¿Por qué me grita?
Respuesta de la genio: Para que te atrevas a expresarte y no guardes silencio.

Mi respuesta: Acá es donde quisiera ser amigo de media docena de feministas radicales, bien fanáticas. Para que te linchen. Para que te quemen en la hoguera. Porque pretender que una mujer casi tiene que agradecerle al que le grita porque eso la ayudará a expresarse es derrapar hasta ya no saber dónde quedó la banquina.

¿Por qué me maltrata?
Respuesta de la genio: Para que te trates bien a ti mismo y no te desprecies.

Mi respuesta: Qué sigue? Que cuando le pega lo hace para que ella valore su cuerpo? Y cuando la deja al borde de la muerte es para que valore la vida? Justificar el maltrato es algo que muchas veces hacen las víctimas y si se quiere ayudar no es precisamente diciéndoles que ese maltrato tiene un fin positivo. Sólo la brutal ignorancia acerca del psiquismo y estado mental de las víctimas puede llevar a alguien a decir semejante barbaridad.

El post cierra –cuando no– con las conclusiones de su “saber” y el toque de “amor” que todas prodigan, diciendo que es tu vibración la que atrae a los seres correctos y en tus tiempos perfectos, que es lo que necesitás vivir para desaprender y crear nuevos conceptos para tu camino de evolución, que a eso ella lo llama hacerse Responsable y vivir en Consciencia y te bendice en tu proceso no sin antes manifestarte que respeta tu amor, tu vida y tus maestros (supongo que con “maestros” se refiere a esos que te fueron infieles, te gritaron y te maltrataron).

Y concluye con la suprema enseñanza: “CONFÍA Y CREA TU PROPIO UNIVERSO.”

Bien…

Consejos del coach Adrián:

Si alguien te fue infiel es un hijo de puta. Dejalo.

Si alguien te miente es un mentiroso. No se puede construir nada sobre la base de mentiras. Ergo, dejalo.

Si alguien te grita, decile que no te grite. Y si es su modo de comunicarse, pues sí, dejalo.

Y si alguien te maltrata, por supuesto, dejalo Y dependiendo del nivel de maltrato, denuncialo.

Y si cuando leés posts como el de esta “coach” sentís que querés tomar clases de vida con ella, es hora de ir a terapia. Urgente. Porque en terapia –de la mano de un verdadero profesional– nadie va a pretender enseñarte a vivir. Vos vas a pensarte y a ir tomando decisiones para mejorar tu vida.

Consejo final:

Pasá de largo todas estas ofertas del buen vivir sin que te importe cuántos “likes” pagan por las cartas.

A menos que seas, claro,

de aquellas personas que, aún hoy,

quieren comprar buzones…

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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.

El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.

Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.

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