MONÓLOGOS DE UN HOMBRE CUALQUIERA

16-04-2020

Por más corona que tenga…

Por mas corona que tenga

El miedo es una enfermedad que corroe la lógica y hace al hombre inhumano.

Marian Anderson

No tengo problema alguno en cumplir la cuarentena. Tengo casa, un supermercado cerca con estacionamiento, auto para cargarlo con una compra cada 7/10 días y no tener que ir y venir, puedo pagar una conexión a Internet y mi trabajo es tal que puedo seguir generando dinero desde el encierro...

Diferente es la situación de lavaderos de autos, talleres mecánicos, gasistas, electricistas, carpinteros, instaladores de aire acondicionado, plomeros, ópticas, negocios de ropa, restaurantes, parrillas, bares, cines, teatros, gimnasios, vendedores ambulantes, taxistas, remiseros, albañiles, bazares, zapateros, ingenieros, personal de limpieza, personal de seguridad, peluqueros, jardineros, joyeros, niñeras, pintores, fotógrafos, recepcionistas, operadores telefónicos, librerías, cocineros, mozos, inmobililarias, maestros particulares y “algunos” más…

Ni les cuento el estado de cosas de aquellos que cuando les decís “quedate en casa”, te preguntan en qué casa.

Si con esta irónica descripción y la “pequeña” enumeración aún no cayeron en la cuenta, se los digo sin más vueltas:

NO DA PARA MÁS.

Y antes de comenzar a putearme por ser una bestia insensible al que no le preocupa la vida de “nuestros viejitos”, les cuento que tengo a mi madre de 81 años, con EPOC, encerrada sola en su departamento desde hace un mes.

Lo que sigue va a carecer de orden porque es imposible acomodar el caos. Y es en ese estado en el que estamos. En una locura de tal proporción que hace un rato vi cómo alguien, dentro de las “instrucciones” que posteaba incluía el siguiente renglón:

“-Siempre piense que todas las otras personas ESTÁN INFECTADAS.”

Así, tal cual. Con las mayúsculas incluidas. Algo tan “sereno” como si cuando fue del SIDA, en lugar de decir “Mirá que aquél con el que tenés relaciones PUEDE estar infectado” hubiésemos dicho “comportate con el prójimo como si TODOS fueran portadores del virus”, que en aquél momento era una sentencia de muerte.

De lo que hay que tener miedo es del propio miedo, dijo un filósofo griego llamado Epicteto.

Y hoy el miedo se propaga con mucha mayor rapidez que el puto virus.

Porque, claro… quién en su sano juicio va a discutir medidas que protegen la VIDA? Quién puede ser tan estúpido o desalmado?

Me parece que estamos siendo mucho más desalmados cuando, como nosotros podemos quedarnos en casa, nos cagamos en aquellos que cada día que pasa es un día más en el que no generaron el sustento básico con el que vivían, que son la GIGANTESCA mayoría.

La señora que limpia las oficinas los jueves a la tarde no tenía un minuto libre. Trabajaba de lunes a sábado yendo de un lugar a otro y “facturaba” a razón de mil pesos por día. Bien… alguien cree que esa señora puede prescindir de los 25000 mangos que no ganó en este tiempo?

...

Hace poco conté que a mis 19 años estuve en una isla del Delta y pasé dos días sin comer. Lo que no conté es el enorme daño que sólo dos días de hambre acumulada hicieron sobre mi educación. Cuando mi padre llegó a buscarme, mi primera frase fue preguntarle si había traído facturas. Nada de “hola”. Ni les cuento mi fastidio cuando me dijo que no. Y cuando llegamos a San Fernando, entré en una panadería diciendo sin parar ni para respirar “Quiero una docena de facturas, dos de éstas, tres de éstas… esto qué es?
–Cremona.
–Bueno, me llevo una.

La manoteé y comencé a comerla ahí mismo y con la boca llena, seguí diciendo “dos de éstas, una de éstas…”.

Subí al auto y mientras las migas caían como lluvia sobre mí, me metía tragos de Coca al mismo tiempo que tenía la boca llena de alguna factura.

Una bestia.

Se imaginan lo que es tener hambre en serio y no el hambre de un pelotudito de clase media con un papi que tiene un barco?

Bueno, porque ese hambre es el que mucha gente ya tiene. Y que muchos más van a tener si seguimos sin dejarlos trabajar.

Ya se morían chicos de hambre en el norte del país antes del Coronavirus. Creemos que a esos chicos no se le van a sumar un montón más?

Hemos roto todo vínculo con el pensamiento lógico a partir del miedo. Un miedo que está todo el tiempo fogoneado por los gobiernos y medios de comunicación. Unos porque con eso logran que acatemos cualquier orden y dejemos pasar “errores” en las compras del Estado, por ejemplo, y otros por lo mismo de siempre: rating.

Pandemia son todas las gripes de mierda, porque el término alude a que se extiende a muchos países. Pero usamos esa palabra como si fuéramos algún personaje de Resident Evil y nos enfrentáramos a la extinción como especie, como ironicé en mi post que anunció esta nota.

Quieren miedo? Uno un poco más real? Ya hay algunos supermercados chinos que cerraron sus puertas por temor al saqueo. Saben de qué mierda nos va a servir la guita a los que la tenemos para comprar alimentos si no hay qué comprar? Bueno, veamos el lado positivo, si la tenemos en billetes, durante un tiempo no vamos a necesitar papel higiénico.

Quieren otro poco de miedo más posible? Cuánto tiempo va a pasar hasta que salir a la calle sea exponerse a diez tipos por cuadra dispuestos a afanarte, ya no por chorros sino por desesperación?

Qué haríamos nosotros, los que sí podemos resistir, si no tuviéramos con qué darle de comer a nuestros hijos? Seguiríamos posteando “#QuedateEnCasa” con carita de enojados? O la angustia nos llevaría a ir degradándonos como me pasó a los 19 años?

Y no, no estoy hablando de los pelotudos que no entienden que no son vacaciones y pretendían inundar la costa. Estoy hablando del kiosquero al que miramos con cara de orto porque abre. O al lavadero de ropa que denunciamos.

La gente está comenzando a quebrar. En España salieron grupos a romper las antenas 5G porque se corrió la voz que de a través de esas antenas estaban propagando el virus a propósito.

Quieren otro poquito de miedo real?
Cuánto tiempo va a pasar antes de que nuestros paranoicos salgan a quemar panaderías porque se corra la voz de que el virus lo están propagando a través de la harina?

Otro? Cómo no!
Se acuerdan los robos pirañas? Esos que cuando los autos estaban detenidos en las autopistas eran atacados por una horda dispuesta a todo? Bueno… cuánto tiempo va a pasar hasta que esas “pirañas”, que ahora van a tener reales motivos para hacerlo, invadan los lugares donde crean que pueden obtener algo? Y cuántos peces otrora pacíficos se van a sumar a ese cardumen impulsados por la desesperación?

Contamos los muertos día por día como si estuviéramos en guerra y nos informaran de las bajas. Con una pequeña diferencia: en una guerra no importarían datos como qué edad tenían, si tenían enfermedades crónicas graves respiratorias, cardíacas o aquellas que deprimen el sistema inmunológico. Tampoco importaría saber las condiciones sanitarias del lugar o el nivel de nutrición de los muertos. Menos aún importaría saber cuántos muertos hay “normalmente” por año a causa de la gripe plebeya.

Pero nosotros contamos los decesos de esta manera:

“Más de 800.000 menores de cinco años murieron a causa de neumonía en 2018, o sea, un niño cada 39 segundos” (dato real).

Cuando lo digo así, la sensación es que tus hijos pueden morir mañana. Pero si te cuento que más de la mitad de esas muertes se dieron en cuatro países de África, que 71 millones de niños de allí no recibieron las tres dosis de la vacuna neumococo y algunos datos más, rápidamente te olvidarías del problema.

Pero hay info, Adrián.

Déjenme que use sólo un ejemplo para explicar por qué no, no hay.

En C5N se pudo ver hace unos días un gráfico comparativo entre países sobre la cantidad de testeos por cada millón de habitantes. El gráfico de barras era una hermosa escalerita con muy pequeñas diferencias entre peldaños. Peldaños que eran casi iguales entre Argentina, que acusaba haber realizado 330 y EEUU, país del que el gráfico mostraba que habían realizado 7000. Apenas diferentes las columnitas de colores.

Cuando en realidad la barra de Argentina debería haber sido 21 veces MÁS CHICA.

Eso no sólo no es informar. Es algo peor. Es MENTIR para hacernos creer que estamos aprovechando el tiempo que estamos encerrados. Y no, haber testeado a unas 13000 personas sobre 40 millones de habitantes no es la gran cosa, lamento decirles.

No creo que alguien se atreva a decirme que con esos datos tenemos alguna puta idea de cuántos infectados hay en el país.

Y si no puedo creerle a mi propio país, quieren que les crea a potencias con gigantescos intereses económicos? Cuándo en la vida algún político dijo “estamos como el culo” a menos que a eso pudiera sacarle algún rédito? Cuándo, por Dios, un político dijo “no tengan miedo” a menos que eso sirviera a sus propósitos?

O es que todavía somos tan estúpidos como para creer que alguno te dice la verdad completa?

Y a ésos se suman los que postean cualquier pelotudez como cierta, para un lado o para el otro. He escuchado a una médica decir que anualmente mueren 6 millones y medio de personas en el mundo a causa de enfermedades respiratorias y he leído la misma información, pero en la que el número es 650.000. Nada, una diferencia pava. Sólo diez veces menos. O diez veces más. Cómo saberlo?

En 2015 se registraron 56901muertes por enfermedades del sistema respiratorio en Argentina, de las cuales 27794 fueron por Gripe común complicada en Neumonía, o sea, 76 por día. Vamos bárbaro con el rey de los virus.

A menos que no tengamos ni idea de cuántos muertos realmente llevamos…

Si no sé nada y nada puedo saber, me voy a remitir a la lógica. Pero no con sentencias, justamente porque me falta saber. Y por eso lo hago con preguntas. Sobre todo cuando el FMI ya le está informando a TODOS los países cuánto van a caer sus economías. O sea, cuánto dinero van a necesitar TODOS los países para poder reponerse.

Che, quiénes tendrán la guita para otorgar esos préstamos? Ah, claro, el FMI. Y el Banco Mundial. Y el BID. Y algún otro del cual no conozco su nombre por mi ignorancia en macroeconomía.

Entonces me pregunto:

A quiénes les conviene que nos quedemos bien encerraditos, produciendo una ridícula parte de lo que normalmente producimos? Quién se beneficia con que perdamos millones y millones de dólares a partir del tener el país virtualmente parado?

Cuáles son los países que más se van a joder? Los que estaban bien hasta ahora o los que ya traían problemas jodiditos desde antes de la prisión domiciliaria?

De nuevo, che… quiénes tendrán la patente de la vacuna cuando salga? Quiénes estarán financiando la investigación para ser ésos que la tengan? A quiénes les conviene que TODOS nos vacunemos cuando llegue el momento?

Quiénes salen ganando con una sociedad que empieza a ver a sus pares como enemigos portadores de una ametralladora biológica?

Por ahí escuché a alguien decir que el mundo había sobrerreaccionado de una manera descomunal frente al bendito virus. Y que las medidas eran tan disparatadas como sería quemar una ciudad para salvar una vida. Y que es el miedo que nos meten en la cabeza el que hace que creamos que en realidad quemamos la ciudad para salvar muchas vidas. Lo que de todas maneras, seguiría sin ser lógico. Porque matar a todos para que no mueran muchos no parece muy racional.

Hay una ruptura de la lógica más llana cuando en el momento en el que necesitamos mucho más dinero del habitual, decidimos no producirlo, en lugar de ver cómo podemos hacerlo con las máximas medidas preventivas posibles.

Porque así como es cierto que con la guita que se podría ahorrar si los políticos se bajaran el sueldo no se lograría nada que marque la diferencia desde el punto de vista económico (que es un “gesto” que creo deberían hacer, es otra cosa), igual de cierto es que metiéndole la mano en el bolsillo a los ricos con un nuevo impuesto, tampoco vamos a hacer gran diferencia.

Saben por qué?

Porque la guita EN SERIO, la que desbalancea a favor o en contra de la economía de cualquier país, es la que genera la clase media. Somos nosotros y no el pelotudo de Tinelli los que marcamos la diferencia. Porque ricos hay unos pocos. Y nosotros somos millones.

Dejemos que esos millones produzcan y tendremos recursos genuinos para afrontar kilombos, que de todas maneras ya sabemos que no alcanza. Pero si al déficit que ya teníamos le agregamos papel pintado a partir de darle a la maquinita de fabricar mentiras del Banco Central, pues después me cuentan la cantidad de muertos por la gripe económica que nos espera.

Hace poco escuché que estamos haciendo lo mismo que si una tribu de hace miles de años, porque se le murió el 1% de su población, hubiera decidido no salir a cazar más y todos se metieran en las cuevas atemorizados sin que les preocupara que no iban a tener nada que comer.

El miedo sólo sirve para perderlo todo, dijo alguna vez Manuel Belgrano.

Y por ese camino andamos.

Salvo que pase lo que creo que va a pasar.

El aumento de la presión de la infinita mayoría de la gente va a llevar a la desobediencia civil. Y cuando salgan 100, saldrán millones. Y vamos a tener inmunización de manada, a la fuerza, que se va a llevar muchas más vidas por el virus que paradójicamente es el que queremos evitar.

Porque cuando alguien decide desobedecer, ya no escucha ni las órdenes lógicas. Simplemente manda todo a la mierda y actúa sin pensar ni evaluar qué sí y qué no. Se transforma en un adolescente que se rebela contra todo y que hace caso omiso a cualquier consejo.

Y qué vamos a hacer? Vamos a poner a la policía a tirarle tiros a esos insurrectos? Los vamos a encerrar en estadios de fútbol? Vamos a reprimir a esos rebeldes que tienen hambre porque no los dejamos trabajar?

No tengo problema alguno en cumplir la cuarentena. Tengo casa, un supermercado cerca con estacionamiento, auto para cargarlo con una compra cada 7/10 días y no tener que ir y venir, puedo pagar una conexión a Internet y mi trabajo es tal que puedo seguir generando dinero desde el encierro.

Por ahora.

Porque por más corona que el virus tenga, es el miedo el verdadero rey.

Y si seguimos dejando que la lógica se corroa y siendo inhumanos prohibiéndole trabajar a la brutal mayoría de la gente, va a llegar un momento en que la miseria, tal como pasa con la represión en el cuento de Bertolt Brecht, va a golpear a mi puerta.

Pero si lo que escribí te enoja de alguna manera conmigo, quiero que sepas que va a pasar algo peor a que toque a mi puerta.

Esa miseria, aunque por miedo hoy no quieras aceptarlo,

inexorablemente,

también va a tocar a la tuya…

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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.

El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.

Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.

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