MONÓLOGOS DE UN HOMBRE CUALQUIERA

23-02-2023

Punto de inflexión

Punto de inflexion

El secreto del cambio es enfocar toda tu energía, no en la lucha contra lo viejo, sino en la construcción de lo nuevo.

Sócrates

Eran las once de la mañana y el hombre, padre de tres hijos de 8, 6 y 4 años volvía de hacer unos trámites en el banco, encaminado a su pequeña editorial de Fonoaudiología montada en el primer piso de un edificio de la calle Pasteur, a metros de donde esta calle remata contra el Hospital de Clínicas.

Sólo un paso más y habría terminado de cruzar la Avenida Córdoba cuando el semáforo desplegó la luz amarilla que anunciaba la verde que sobrevendría unos segundos más tarde.

Tal vez por eso el conductor del Fiat 600 no quiso detener la marcha, esquivó los autos detenidos y buscó el hueco para seguir su andar. El mismo hueco que separaba al hombre de la vereda.

El impacto fue de tal magnitud que lo despegó del suelo y lo hizo girar en el aire, para dejarlo inconsciente después de golpear su nuca contra el cordón.

Mientras el hombre era trasladado al hospital el dueño de la óptica de la esquina, que conocía al matrimonio, corrió a llamar a la esposa que, media hora más tarde llegaba a la guardia del Clínicas.

Mientras en Recepción le entregaban el reloj, la billetera y otros efectos personales de su marido, dos enfermeras conversaban por lo bajo a unos pocos pasos, lo que le permitió escuchar lo que hablaban, aunque sin comprender a qué se referían.

–Viste? Te dije. Siempre hay que pedir documentos –dijo la que claramente tenía más años de experiencia.
–Sí… es que no lo imaginé –contestó la más joven.
–Son años viendo estas cosas, nena –cerró la jefa.

Setenta y dos horas en estado de coma más tarde ocurría el despertar del hombre, con claras secuelas del brutal accidente, balbuceando números sin sentido aparente.

–Alberto… –musitó la esposa.
Él hizo una mueca dando cuenta de que comprendía las palabras, a pesar de que apenas podía emitir vacilantes sonidos virtualmente inentendibles.

Unos días más tarde, con Alberto ya en la cama de su casa, la mujer comenzaba la titánica tarea de asistirlo durante casi dos años en lo que sería su completa recuperación. Lo que no sólo suponía cumplir cierto rol de enfermera sino también tener que hacerse cargo de la editorial.

Algo para lo que, una vez más sin comprender el porqué, primero habían ido su hermana y un amigo de la familia a poner en orden la oficina.

Tres años antes Alberto había viajado solo a Córdoba para participar con un stand de una Feria de libros de medicina que tendría lugar en la ciudad capital homónima.

Y fue allí donde conoció a Maribel, una mujer bastante más joven que él, que trabajaba como asistente en otro de los stands…

Tal vez si la esposa de Alberto hubiese estado al tanto habría podido comprender el comentario de aquella experimentada enfermera.

Tal vez, si la esposa de Alberto hubiese intuido lo que pasaba habría sabido que “poner en orden la oficina” no había sido otra cosa que desmontar el departamento de soltero en el que se había transformado uno de los ambientes de la editorial.

Tal vez, si la esposa de Alberto hubiera sabido que dos años después de asistirlo en su recuperación, de cargar con todo el peso de la crianza de los hijos y de llevar adelante la empresa, nada habría cambiado…

Los hijos, que ese año cumplirían 10, 8 y 6 años, jugaban en la terraza. Disfrutaban del tobogán que los llevaba directo a la “Pelopincho”, tomaban Nesquik que la madre subía en una jarra y reían en la calesita que giraba al compás de los bruscos volantazos que el mayor daba.

Disfrutaban de ese último verano, sin saber que unos meses más tarde sus vidas cambiarían para siempre.

Sin saber que, en realidad, sus vidas habían comenzado a cambiar tres años atrás,

muy lejos de su casa,

en la provincia de Córdoba...

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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.

El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.

Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.

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