27-09-2018
Nena, vos no sabés lo que es amar a alguien de la manera en que te amo.
Michael Bolton, To love somebody
No. No creo haber logrado aún hacerte saber lo que es amarte así. Ni por asomo.
Es imposible el adjetivo por el gozo de mi alma cada vez que te veo reír. No se pueden ordenar las letras que siento. Están demasiado alborotadas riendo con vos como para hilvanarlas en una frase, en una palabra siquiera...
No. No creo que pueda hacerte saber lo que es amarte así.
Es inexplicable el silencio que me invade cuando me quedo mirándote en esos momentos en que no ves que lo hago, cuando estás leyendo o mirando tele. O frente al espejo, arreglándote para salir. Mi cuerpo se llena de mudas haches que me mantienen con la lengua en un letargo sólo comparable a la silenciosa belleza de ese momento.
No. No creo que pueda hacerte saber lo que es.
No es concebible la admiración que una parte de mi ser siente mientras la otra discute con vos sobre algún tema. Que me lleva a quedarme contemplándote, aun mientras hablo, absolutamente fascinado por tu pasión, por tus ganas, por tus ideales. Adorando la sensibilidad de la que sos capaz frente a cosas a las que no logro acercarme.
No. No creo que pueda.
No hay palabras para contar lo absorto que me quedo frente a las líneas que dibujan tu cuerpo.
Cómo explicar el perfume de tu piel, cómo deletrear la lujuria de tu boca. Cómo emitir sonido alguno que supere a un suspiro cuando te veo desnuda, ahí, para mí. Cómo hacer, por Dios, para decir la calidez de tu abdomen contra el mío…
No. No creo posible que alguna vez lo sepas.
No hay lengua para hablar de tu sonrisa, no hay idioma que explique tu mirada. No hay teclado que resistiera la descontralada pasión con la que te siento cuando te acercás a mí, con la invitación al encuentro partiendo de tus ojos como tenue luz que me envuelve en un sopor de placer anunciado.
Qué dialecto podría expresar tu ternura, qué lenguaje podría hacerlo con tu lascivia…
No. No creo que pueda hacerte saber lo que es amarte así.
Cómo escribir las ganas de vivir con las que cada mañana me levanto por el sólo hecho de que estés a mi lado. Cómo hablar de lo acompañado que me siento, aun en mis momentos de soledad.
No. No creo que alguna vez sepas lo que es.
No hay jerga que declare cómo es retorcerse cuando hay algo que no puedo arreglar, cuando hay algo que no puedo darte, cuando sólo puedo acompañarte. Ni lengua que explique cuán hombre me siento cuando lo hago.
Por eso las flores, por eso los gestos, por eso la desesperación con que te abrazo cada vez.
Y por eso esta carta.
Escrita en la utópica ilusión de que tal vez, algún día, logre encontrar las palabras que expliquen,
aunque sea un poco,
lo que es amarte de la manera en que te amo…
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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.
El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.
Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.