01-03-2017
Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados...
Hechos 3:19
Viajar en el tiempo sigue siendo –al día de la fecha– una suerte de fantasía que, aparentemente –la lógica dice que así será–, seguirá siendo sólo eso: una fantasía.
Sin embargo, hemos encontrado la manera de jugar a que es posible, una manera que se esconde, bien escondidita, debajo del “yo debería haber hecho”...
'Yo debería haber hecho' es una frase que muchas veces sentenciamos con el diario de lunes bajo el brazo, con la noticia ya pasada y documentada.
No nos gusta nuestra realidad actual y, en lugar de vivirla lo mejor que se pueda, empezamos a repetir la lista de cosas que son las que, supuestamente, nos pusieron en el lugar donde hoy nos toca estar.
En mi opinión, esta costumbre es una de las más falaces formas de razonar que tenemos los seres humanos. Es tan estúpido como pretender que hubo un error en no haber apostado al 17 cuando lo vemos impreso a la cabeza de la quiniela.
Quizás alguna vez renunciamos a un trabajo para embarcarnos en un proyecto en el que finalmente no nos fue bien, en una de ésas en algún momento de nuestras vidas nos casamos y años más tarde nos divorciamos, tal vez formamos una familia que hoy no es...
Y ahí vamos, sin aceptar que no tenemos el control de todo, pretendiendo que “en realidad” nos equivocamos, porque lo que deberíamos haber hecho es no habernos embarcado en ese proyecto, no habernos casado con esa mujer, no haber formado familia con esa otra...
Olvidamos por completo lo entusiasmados que estábamos, la felicidad que sentíamos de estar encarando ese proyecto y ni por asomo inlcuimos en el relato de la noticia de hoy todo lo maravilloso que vivimos en el proceso, que obviamente, no hubiésemos vivido si otro hubiera sido el sendero elegido.
Y en ese “yo debería haber...” jamás incluimos las posibles consecuencias de ese camino alternativo del cual, por otra parte, no podemos tener ni la más puta idea acerca de adónde nos hubiese llevado, tal como se lo explica el profesor Emmett Brown a Michael Fox en Volver al futuro II.
“Yo debería haber...” es la forma más grotesca de desmentir la realidad, es la manera más boba de negar buena parte del pasado. Es una parcialización de la realidad que a nada bueno puede conducir.
Cuando hice, hice poniendo lo mejor de mí. Y si hoy estuviera en un lugar en el que no quisiera estar, gastaría mis energías en ver cómo salgo adelante, en lugar de despilfarrarla en tratar de inventar realidades alternativas que nunca ocurrieron.
Hice, cada vez, lo mejor que podía hacer en ese momento de mi vida, con los elementos que en ese momento tenía y con la mejor disposición posible.
Y si en el camino “pequé”, si cometí errores (quién no), de todas formas no me arrepiento. No quiero que nadie borre ninguno de esos pecados, porque son mi historia y disfruté vivirla a pleno, poniendo toda mi pasión en cada paso, en cada decisión que tomé, en cada camino que caminé. Y así seguiré viviendo, poniendo lo mejor de mí en todo lo que encare.
Porque si me arrepintiera, en lo que estaría convirtiéndome sería en un pavote más, de los que en lugar de disfrutar el camino, viven siempre midiendo la vida con la vara del aquí y ahora, como si de quietud se tratara esta cosa que es vivir.
Vivir es, por definición, movimiento.
Por eso puedo asegurar que jamás voy a arrepentirme de los caminos que elija.
Porque jamás,
ni por un instante,
voy a cometer el pecado de quedarme quieto...
+++++++++++++++++
Antes de cerrar, REGISTRATE (ABAJO) para enterarte antes cómo convertirte en Mecenas de un hombre cualquiera en cuanto esté listo el sistema, ya que algunos beneficios serán con cupo limitado.
Mientras tanto, si te gustó la nota y querés apoyarme, invitame un cafecito.
Sin pasaje de regreso
-/ ENVÍO GRATIS A TODO EL PAÍS /-
#amor #pareja #familia #hijos #convivencia #rutina #soledad #engaño #autoestima #egoísmo #mujeres #hombres #feminismo #cuidado #miserias #fidelidad #comunicación #belleza #conciencia #humor #sociedad #duelo #perdón y muchos más...
Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.
El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.
Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.