10-03-2022
Se desea como se escribe, siempre.
Marguerite Duras
Si un escritor no lee, irremediablemente terminará escribiendo desbaratadas letras que, por famélicas, quedarán despojadas de todo impulso, de toda fuerza.
Que dejarán al poeta con el deseo trunco, con el alma confinada a insondables laberintos hasta que el hastío acabe con su deseo de escribir.
Por eso leo, para nutrir el eje de mi alma y dar rienda suelta a las pasiones que alberga.
Palabras y más palabras escritas que devoro con ansias, en la utópica esperanza de poder abrazarlas todas y el ridículo sueño de poder fusionar el sol con la noche, el agua con fuego, la piedra con la espada.
Fue así, amor, que en remotos senderos de letras encontré la cita de la novelista francesa. Y fue esa línea, tan solo esa línea escondida en un párrafo por ella escrito, la que despertó mis ganas de escribirte.
Porque es cierto, brutalmente cierto, que se desea como se escribe.
Por eso escribo con la misma descontrolada pasión con la que estalla un volcán. Y derramo lava de romance buscando que no muera el rojo calor de la Tierra.
Y en mi quimérico corazón ese fuego se hace agua al llegar a las praderas. Y riega con inocencia de niño el encuentro con el sol cada mañana.
Se escribe como se desea, no hay duda alguna.
Por eso mis letras gritan ante la injusticia y se conmueven ante el dolor del otro. Por eso se desordenan desesperadas cuando sólo pueden acompañar, sostener, consolar. Y se hacen roble para capear los vientos de violencia.
Por eso no callan, aun cuando el miedo las aceche. Y se yerguen indomables profiriendo ukases de esperanza.
Se escribe como se desea, es cierto.
Por eso mis textos escuchan. Para comprender al otro, para entenderlo. Por eso perdonan y piden perdón. Son textos que abrazan y se dejan abrazar. Son textos que muchas veces buscan sólo eso: un abrazo, un mimo, una caricia. Porque también son capaces de abrazar, de mimar.
Se escribe como se desea, ni lo pienses.
Por eso mis letras buscan dar sabias respuestas, porque como el Diablo, saben más por viejas que por endemoniadas. Y al tiempo plantean preguntas, muchas nuevas, otras tantas pendientes...
Se escribe como se desea, no lo dudes.
Por eso mis versos se tiñen de lujuria cuando te pienso desnuda. Y así como logro hacer agua con el fuego, se cuela la ternura y demora mis dedos. Y en un baile celestial de contradictorios ritmos llevan mi prosa al clímax del encuentro cada vez que te escribo.
Se escribe como se desea y se desea como se escribe.
Porque te deseo así, con la pasión de la lava y la ternura del agua. Con la inocencia del prado y la robustez del roble. Con la sonrisa de niño y brazos de hombre.
Te deseo ávida de preguntas a las que pueda responder por mis andanzas. Y dispuesta a darme tu experiencia de vida para encontrar respuestas que aún hoy sigo buscando.
Te deseo abierta a mis mimos, dispuesta a mis brazos, totalmente entregada a mis caricias. Y con el vientre tibio para mis días fríos.
Te deseo así, rey esclavo de mis convicciones. Y esclava reina de mis pasiones.
Porque te deseo así, como escribo.
Te deseo así,
como un hombre cualquiera…
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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.
El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.
Esta primera entrega es una selección de 60 monólogos, entre los cuales el lector encontrará algunos extractados del blog y otros absolutamente inéditos, para zambullirnos en el caos de afectos que nos embargan cotidianamente en este pasaje de ida sin regreso que es la Vida.