MONÓLOGOS DE UN HOMBRE CUALQUIERA

15-02-2024

Aquello que no fui

Aquello que no fui

Sólo existe un éxito: poder vivir tu vida a tu manera.

Christopher Morley

Definitivamente no fui ingeniero nuclear becado en el Instituto Balseiro, tal como parecían ser las expectativas de mi madre que, apoyada en la natural facilidad que siempre tuve con los números, ya desde mis 15 años me preguntaba qué profesión pensaba elegir...

Mi “carrera” de futbolista se limitó a jugar en la cuarta división de Defensores de Trevelin cuando tenía 14 años y adquirir cierta fama en la reducida comunidad de los familiares de los empleados del Banco de Italia cuando atajaba para la sucursal 22 de esa institución en lo que era el campeonato intrabancario.

Y la de cantante fue menos trascendente aun. A mis 20 años, convocado para cantar en un colegio que recaudaba fondos para la guerra de Malvinas, nunca concreté la propuesta posterior de repetir mi actuación en un teatro y sólo muchos años después hice una muestra en el lugar donde tomaba clases y canté en un par de bares. Jamás me presenté a las audiciones para “Drácula”, como mi profesora de canto quería que hiciera y mis “giras” siempre fueron combinadas con otras actividades como bañarme, cocinar o manejar.

No fui actor tampoco. Tomé clases de teatro, pero mi única presentación fue una muestra para amigos y familiares en el “Rojitas”, el lugar en el que tenían lugar esas clases.

Y así, mientras los años pasaban, hubo un sinfín de cosas que no fui.

No fui Analista de sistemas, aunque estudié programación. Ni diseñador de moda, a pesar de haber fabricado ropa de mujer durante un tiempo.

No fui obrero petrolero ni estuve destinado a la Antártida, ambos proyectos que apenas vieron la luz del día.

Hay muchas cosas que no fui…

Pero un día fui padre. Y un año y medio después volví a serlo.

Y en ambos casos fui enfermero, acompañando a la madre de mis hijas mientras ella hacía todo el trabajo.

Y junto con ella fui maestro, enseñándoles a mis hijas a hablar, a comer, a caminar.

Fui profesor de natación con mi hija mayor y asistente con la menor.

Fui cantante y actor, tanto en el jardín de infantes como durante la escuela primaria, participando en obras para los chicos de esos colegios.

Y mientras los años seguían pasando fui mucho más.

Fui Papá Noel mientras creyeron que existía.

Fui héroe cada vez que conseguía algo que quisieran y villano las veces que negué o prohibí algo. Fui juez cuando tuve que mediar entre ellas y “verdugo” cuando decidí “castigarlas”. Fui abogado cuando necesitaron quien las defendiera. Y peluquero cuando se disfrazaban para algún acto del colegio.

Fui remisero cuando las llevaba y traía de sus primeras salidas a bailar. Y “Party planner” cuando cumplieron sus quince.

Fui guardaespaldas en un par de oportunidades en las que alguien osó meterse con ellas y “coach” cuando quisieron consejos o sólo oídos las veces que lo necesitaron.

Hasta fui cómplice en algunos momentos de sus vidas…

Hoy, que ya son dos mujeres independientes, soy puerto en el que pueden anclar las veces que quieran.

Sí, Hollywood no sabe nada de mí. Y no van a nombrarme jamás en la entrega de los Grammys. Nunca habrá una temporada de teatro que tenga una marquesina que me anuncie como protagonista ni se escuchará mi nombre coreado por hinchas en un estadio de fútbol.

Y por supuesto que jamás daré un discurso en Estocolmo mientras acaricio la dorada medalla del Nobel.

Nada de eso pasará.

Pero es tanto lo que he sido y sigo siendo desde el momento en que fui papá, que no hay día en que no agradezca a la vida,

infinitamente,

por todo aquello que no fui…

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Adrián Ares tiene 56 años y es Licenciado en Psicología recibido en 1992 en la Universidad del Salvador. Padre de dos hijas y una “prestada” –como él mismo la define– lanzó el blog “Monólogos de un hombre cualquiera” a fines de noviembre de 2016 desde una cabaña en Salto, Uruguay, a la cual va frecuentemente a disfrutar de su otra gran pasión: la pesca.

El blog tiene hoy 80.000 lectores, muchos de los cuales interactúan con el autor en los “Miércoles de reflexión”, una sección de su página de Facebook en la que postea bromas con el único fin de divertirse una vez por semana.

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